Una vez conseguida la renuncia de la candidatura del diputado Espert, para las próximas elecciones del día 26, el ensañamiento opositor con el mismo desapareció rápidamente de los medios de comunicación, pasando estos al siguiente tema, con la vorágine informativa que los caracteriza. No sorprendió a nadie la carnicería despiadada que todo el peronismo realizó sobre la figura del candidato libertario, diciendo todo tipo de barbaridades para perjudicar su imagen y la de La Libertad Avanza. Hasta se escuchó decir, increíblemente, que todo el gobierno nacional es narco. Una vez más, el peronismo mostró que no conoce ningún límite cuando está en campaña electoral. Pero nunca nos vamos a cansar de repetir, que el mismo carece absolutamente de la más mínima autoridad moral para señalar a nadie por nada, considerando la cantidad de dirigentes procesados y condenados que tiene en los últimos 20 años. Pero sí sorprendió en este caso el papel del llamado “periodismo independiente”, tratando la denuncia que hizo el impresentable referente social Juan Grabois. Yendo a la misma, Espert dijo que tuvo una relación personal con un desconocido y acaudalado empresario argentino, hasta que este fue denunciado por vínculos con el narcotráfico en 2020. A partir de allí la relación se cortó y todo lo que está en cuestionamiento es lo sucedido con anterioridad a esa denuncia, desde varios vuelos en un avión de propiedad del empresario, para realizar la campaña por su candidatura a presidente en 2019, hasta el cobro de 200.000 dólares (de un total de un millón), por un asesoramiento sobre una mina (también de propiedad del denunciado), trabajo que no pudo concluir por la pandemia del coronavirus. o sea, hasta ahí absolutamente nada que pueda considerarse un delito. Espert no sabía, como tampoco lo sabían las personas que los presentaron, de las actividades ílicitas (repetimos, denunciadas en 2020) que tenía el empresario en cuestión. Desde la presunción de inocencia que todo el mundo merece, es creíble el diputado Espert cuando dice que pecó de ingenuo en su relación personal con el denunciado. Pero como dijimos, indignó el papel de reconocidos periodistas “independientes”, pidiendo su renuncia y diciendo que su carrera política estaba terminada. ¿Quién les confirió tamaña potestad? La única que puede determinar esto es la justicia, luego del juicio correspondiente, o el pueblo mismo con el poder del voto. Supongamos, después del debido proceso, que se comprueba la inocencia del diputado ¿quién le devuelve entonces la honorabilidad y el buen nombre que ultrajaron, tanto el peronismo como el periodismo? Y para terminar debemos recordarles a ambos que el diputado Máximo Kirchner, procesado junto a su madre en la causa Hotesur, sigue sentado en su banca a pesar de ello… y la condenada y con prisión domiciliaria ex presidenta sigue manejando los hilos del justicialismo, con nadie que se atreva ni siquiera a insinuar que su carrera política ha terminado.
Ricardo Rearte
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